Apuntes generales sobre el concepto

En este libro Calame, da a la palabra “gobernanza” un sentido más amplio que el propuesto por el Banco Mundial: lo presenta como concepto y como grilla de análisis que busca cambio de pensamiento. El concepto Incluye principios de “buen gobierno”, exigencias elementales como acceso a información y el deber de los gobernantes de rendir cuentas para que los ciudadanos estén implicados en la toma de decisiones que les conciernen directamente. Según el autor, el primer desafío consiste en inscribir la gobernanza dentro de la historia y de un proceso a largo plazo. A partir de allí, una serie de principios permiten comprender mejor y a la vez llevar a la práctica una gobernanza adaptada a los desafíos del siglo XXI. Calame no comparte la visión solo administrativa de la sociedad y rechaza la ilusión de recetas de buena gobernanza que garantizarían en todos los lugares del planeta, desde el modelo inseparable del economicismo dominante, la buena gestión de los asuntos públicos y, menos aún, la cohesión y el desarrollo pleno de las sociedades. A juicio de Calame, la gobernanza es un término analítico y no un término normativo. Es el arte de las sociedades de regularse para pacificar las relaciones internas, garantizar la seguridad externa, crear las condiciones para un equilibrio a largo plazo entre la sociedad y su medioambiente, garantizar prosperidad sustentable para una comunidad más o menos amplia y más o menos antigua y que comparte un mismo territorio y un mismo destino. El arte de la gobernanza consiste en lograr un máximo de cohesión con la mayor libertad de iniciativa posible, la mayor unidad posible con un máximo de diversidad. La gobernanza esta en el centro mismo del funcionamiento de cada sociedad. Es una mezcla de creencias más o menos compartidas, de costumbres, de instituciones, de formas de hacer, de aprendizajes, de representación del poder, de procedimientos y de cuerpos sociales. Mientras la sociedad evoluciona lentamente, la gobernanza la sigue al mismo ritmo, basándose en un cuerpo de doctrina heredado de la historia. Pero sucede algo muy diferente cuando la sociedad evoluciona rápidamente, es entonces que una revolución de la gobernanza se torna al mismo tiempo vital y difícil: vital porque hay que encontrar nuevos modos de gestión para estas nuevas interdependencias, y difícil porque el antiguo sistema resiste con todas sus fuerzas. Lo característico de las sociedades que evolucionan rápido es que no todo evoluciona a la misma velocidad: conocimientos científicos y sistema técnico evolucionan muy rápidamente, casi día a día; las características de los desequilibrios que se establecen entre las clases sociales, entre las sociedades y entre la humanidad y la biosfera se van transformando de año a año; los sistemas conceptuales heredados del pasado, en cambio, evolucionan lentamente y los grandes sistemas institucionales, por ejemplo el Estado o la Universidad, más lentamente aún. Siempre estamos pensando el mundo del mañana con conceptos de ayer y gestionándolo con instituciones de anteayer, de ahí, los quiebres y las fracturas. En este escenario no se puede esperar que algunos aprendizajes, necesariamente lentos y laboriosos, conduzcan a un nuevo equilibrio. Tenemos que pensar la gestión de la sociedad para sí misma y dejar de reducirla a una u otra de las partes que la constituyen: el Estado, las colectividades territoriales, el régimen político, la organización de la administración, etc. Tenemos que pasar de lo implícito a lo explícito, sentar las bases de una gobernanza, de una gestión de la sociedad adaptada a los desafíos del siglo XXI. ¿Hay que reinventar la democracia? Calame responde que si. A su entender, la democracia sustancial tiene un postulado y dos objetivos. El postulado es el optimismo: todos los hombres y mujeres nacen libres e iguales en derecho, tienen la misma aptitud para entender las problemáticas –aun las más complejas- de la sociedad y, por ende, tienen el mismo derecho a la palabra cuando se trata de orientar el destino de la comunidad. Los dos objetivos, 1) lograr que una comunidad, a la escala de las interdependencias reales, llegue a pensarse y a vivirse como una efectiva comunidad de destino y 2) dar a cada hombre y mujer miembros de esa comunidad –que es el sentido mismo de la palabra ciudadano- iguales posibilidades de contribuir a la orientación del destino colectivo. ¿Donde estamos hoy? Las interdependencias son mundiales. Hay una comunidad mundial por construir prioritariamente. Es nuestra comunidad de destino. Las comunidades más pequeñas no son sino desmembramientos de la otra. De ello depende nuestra supervivencia. Al pensar la democracia como la gestión de una comunidad preconstituida, hemos olvidado que esta sirve para instituir la comunidad, que tiene una función instituyente. Las interdependencias mundiales ilustradas por el ejemplo de la capa de ozono, bien conocido, el cambio climático o la pérdida de biodiversidad hacen que nuestro “oikos”, en el sentido griego del término, nuestro lugar en común, nuestro hogar sea hoy el planeta. La democracia, en el sentido griego de la palabra, siempre definió a la ciudadanía como un equilibrio entre derechos y responsabilidades. Se ha perdido de vista el equilibrio necesario entre derechos y responsabilidades, desde el nivel individual hasta el colectivo. La democracia todavía sigue desplegándose casi exclusivamente a escala nacional, ¡a tal punto que en Europa hay quejas permanentes y simultáneas por el déficit de democracia europea y por las amenazas que representa Europa para los Estados-Nación! Las grandes decisiones de las cuales dependen nuestros destinos no se toman a nivel nacional. No es necesario explicarlo demasiado, cuando podemos ver que la crisis financiera, que partió de Estados Unidos, se transforma en una crisis financiera, económica y social mundial. Además, las grandes orientaciones científicas y técnicas de las cuales depende nuestro porvenir, tanto si se trata de las biotecnologías como de las nanotecnologías, o incluso hasta las decisiones económicas son consideradas demasiado complejas como para estar al alcance del entendimiento y del juicio de los ciudadanos comunes.

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